Con sólo 14 años, Michelle se vio inmersa en una relación tumultuosa, sin el apoyo de su familia ni de sus amigos. A los 17, se convirtió en madre, cargando con la responsabilidad de cuidar de sus hijos mientras era controlada por su pareja. Michelle y su familia llegaron a Estados Unidos con la esperanza de reconducir su relación y construir una vida mejor para sus hijos. Sin embargo, los malos tratos que sufría no hicieron más que intensificarse, dejándola temerosa y aislada en un país extranjero. Los hijos de Michelle empezaron a despertarse toda la noche con terrores nocturnos, consecuencia de los malos tratos que sufrían en casa. Fue necesario un último acto de violencia para que Michelle buscara ayuda, encontrando refugio en nuestro Centro de Acogida de Emergencia.
A pesar de los numerosos problemas a los que se enfrentaba, Michelle hizo gala de un ingenio y una resistencia extraordinarios. Con los servicios de apoyo del Centro de Recursos Familiares y el personal del centro de acogida, empezó a recuperar su independencia y a ayudar a sus hijos. Aprendiendo habilidades básicas como hacer llamadas telefónicas y utilizar el transporte público, Michelle aprovechó cada nueva oportunidad de crecimiento, mientras sus hijos aprendían a expresar y regular sus emociones.
Tras pasar del centro de acogida al programa Family Healing, Michelle siguió perseverando. A pesar de que su condición de inmigrante le limitaba el acceso a la asistencia pública, seguía decidida a proporcionar una base estable a su familia. Gracias a la terapia y al apoyo continuo, ella y sus hijos se embarcaron en un viaje de curación del trauma que habían sufrido.
A lo largo de su viaje, la transformación de Michelle fue profunda. De buscar orientación varias veces al día a tomar sus propias decisiones con confianza, se convirtió en una persona autosuficiente y capacitada. Su optimismo y resistencia sirvieron de inspiración a quienes la rodeaban, demostrando que con valor y determinación se pueden superar incluso los mayores obstáculos. Los hijos de Michelle se están recuperando y empiezan a dormir toda la noche sin despertarse por terrores nocturnos.
Mientras Michelle sigue persiguiendo sus objetivos de encontrar un empleo y una vivienda permanente, su espíritu inquebrantable sirve de faro de esperanza para un futuro mejor. Su trayectoria es un testimonio del poder de la resiliencia y demuestra que, con apoyo y determinación, todo es posible.