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Historias de supervivientes: La historia de Charlotte

Alexander Dummer UH

Tras soportar más de seis años de violencia doméstica física, verbal, económica y emocional, Charlotte dio el primer paso en su viaje de curación entrando en el centro de acogida de emergencia de Human Option con sus dos hijos, Sara y Evan, de tan solo uno y tres años. La última agresión física de su pareja ocurrió delante de sus hijos y eso le dio fuerzas para llamar a las fuerzas del orden. Sara, con sólo 3 años, le dijo al agente con lágrimas en los ojos que "papá se estaba portando muy mal con mamá, le rompía el teléfono, gritaba demasiado alto y tenía que irse". Los altos niveles de estrés, ansiedad y preocupación llevaron a Charlotte a buscar atención integral y a informarse sobre los recursos disponibles para ella y sus hijos. Cuando Charlotte llegó al centro de acogida de emergencia, se encontraba en paro, esforzándose por mantener la sobriedad, incapaz de controlar los ataques de ansiedad y desconocedora de los efectos de la violencia doméstica. A menudo se sentía como una madre incapaz debido a las muchas necesidades de sus hijos. En los 30 días que Charlotte y su familia estuvieron en el refugio de emergencia, trabajó con el personal para elaborar un plan de seguridad y trazó los pasos que necesitaba para vivir libre de violencia. Charlotte se enfrentó a sus miedos y solicitó una orden de alejamiento, empezó a asistir a clases de empoderamiento y crianza de los hijos, trabajó con el programa infantil para mejorar sus habilidades parentales y solicitó recursos financieros. Aunque el proceso fue duro e incluyó múltiples contratiempos, nunca se rindió y pidió que la tuvieran en cuenta para el programa de transición de Human Option, Segundo Paso. Expresó que necesitaba más tiempo para continuar su viaje y estaba segura de que el apoyo que estaba recibiendo en Human Options estaba teniendo un impacto que cambiaría su vida y la de su familia. En sólo dos meses de estar en Second Step, Charlotte fue capaz de asegurar una orden de restricción, trabajo y cuidado de niños. Estos logros permitieron a Charlotte confiar en su capacidad para proteger, cuidar y mantener a sus hijos. Su lenguaje corporal cambió drásticamente junto con el comportamiento de sus hijos. Mientras estaba en Second Step, Charlotte también mantuvo su sobriedad y cumplió su mayor objetivo de conseguir una vivienda permanente. Antes de salir de Second Step, Charlotte se dirigió a sus compañeros y compartió su historia para que ellos también se sintieran fortalecidos. Se marchó compartiendo que los pensamientos negativos y el abuso verbal que sufrió durante muchos años se estaban transformando poco a poco en una frase que su gestor de casos compartía a menudo y por la que ahora vive: "mi pasado no define mi futuro" y siente que no hay nada que no pueda superar. Charlotte, Sara y Evan se han trasladado a un hogar seguro donde construirán fuertes lazos familiares y continuarán su viaje de curación.  

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